Medio despierto, medio dormido

No te conozco nada, me he quedado atrapado en el pasado. Y eso no es bueno, pues tu no eres mi pasado, eres mi presente ¿quieres ser mi futuro ? Sólo por esta vez engañame y dime que sí, que sí quieres, no temas, sabré que me estas mintiendo, pero no importa , esta vez así lo quiero. Miénteme.

Despierto. En los sueños te conozco más, ahí se como piensas, que te gusta , en ellos sales conmigo, ahí disfrutas salir conmigo , en mis sueños eres para mi y yo soy solo para ti, así como cuando estoy despierto.  Eres mi todo cuando estoy dormido, así como cuando estoy despierto.

Estoy dormido. Ayer salí por última vez contigo y eso esta bien, pues es algo real y lo real me gusta, y más que eso, fue verdad y la verdad me encanta. Cuando eres real y de verdad, es cuando más lejos estoy de ti, no puedo tocarte, no puedo abrazarte,  mucho menos besarte. No quiero estar despierto, aquí eres mi todo, aquí yo soy tu nada.

Medio despierto, medio dormido. Así me gusta, imaginar y sentirte, tocarte y hablarte, vuélvete a dormir por favor, mejor aún vuélveme a mentir. Dime que me quieres. Dime que solo piensa en mi. Finge qué haces lo que te dice el corazón. Sólo un vez. Así, mientras estoy dormido. Anda, que se quede en mis sueños, que se quede en mi pasado, de donde no debió salir. Miénteme en mis sueños así como lo haces cuando estoy despierto.

Y si un día quiero estar a tu lado, y si un día te encuentro a mi lado, y si un día te necesito,  y si un día quiero abrazarte, y si un día quiero besarte, y si un día te digo que te quiero,  será despierto, será dormido.

Descuida

Ya no te voy a dejar mensajes nocturnos para que cuando despiertes te hagan el día.

No temas que vas a recibir mensajes diciéndote lo mucho que te quiero, cuanto me gustas, lo mucho que me gustan tus pecas, tus ojos, tu cabello, tu persona, ya no los vas a recibir.

Las tardes que dedique a pensar cosas eternas sobre ti, se han acabado, se han extinto, no mirare mas a la luna y pensare que eres como ella, no te igualaré jamás con la belleza de los astros.

Olvidaré todas las veces que escribí un poema pensando que lo ibas a leer, perdóname por pensar que lo harías, perdona también por aburrirte con mi prosa débil y sin sentimiento, con mis rimas sin sentido por decirte que eras mi todo, perdóname por pensar que eras mi cielo.

Y cuando vuelva a escribir de verdad créeme que no va a ser para ti , pues te voy a ofender. No recibirás mas mis mensajes nocturnos, no te llegaran mas mis notificaciones, no te llagara mas mi amor. Descuida, no volverá a pasar.

Descuida, te dejare de escribir cosas, poemas, canciones, historias, te voy a dejar de querer

Aguanieve

Fue cerca del pozo. Bajaron dos del cielo. Venían vestidos de blanco.  No puedo decir si eran hombres o mujeres pues no veía más que su silueta. Su vestido blanco los cubría por completo a excepción de las manos y del rostro,  el cual era cubierto por una mascara ( ¿o era su verdadera cara? ) del mismo blanco reluciente y a pesar que ya era de noche tenía un reflejo como el de la misma luna.

Yo iba caminando por ese sendero sin pensar en otra cosa más que en llegar a mi casa, pues como dije antes ya era de noche y andar por estos lugares no es para nada seguro, y menos cuando la ciudad está siendo protegida por esos raros hombres que han venido de lejos. Ya nada es seguro por aquí. Fue entonces lo que vi bajar.

Se dirigieron justo hacia mí. Uno de ellos se abalanzo sobre mí. Intente correr pero eran demasiado rápidos. Me dio un golpe y caí tendido y sin poder moverme sobre el sendero. Vi como el otro saco una especie de arma ( o herramienta, pero por la forma que me estaban tratando no podía ser otra cosa que un arma), una larga vara curva con la cual trazo un dibujo sobre todo mi cuerpo. Yo seguía sin poder moverme, entonces sentí como algo húmedo me llegaba a la boca, era una lagrima que ya se había escurrido hasta esa parte.

Entonces este ser creo que sintió lastima al verme llorar pues dejo de trazar figuras sobre mi cuerpo. Que equivocado estaba. Hizo un movimiento muy brusco y aunque no sentí dolor sentí desesperación y ansiedad al ver como mi pecho se abría en dos. Pude ver mis músculos, pude ver mis órganos, pude ver mi propio corazón latiendo muy rápido. El otro, el que me había tirado, saco un recipiente, por el color supe que era de oro,  dijo algo que no entendí y se fue al pozo.

Alcance a ver como llenaba ese recipiente de agua. Mientras, el otro, el que me había partido el pecho, hizo otro rápido movimiento y me saco el corazón. De  nuevo no sentí dolor. No sentí nada. Pude haber gritado pero no lo hice, y aunque quisiera estaba completamente inmovibilizado. No podía hacer nada.  Yo seguía vivo. Pues seguía consiente de todo lo que pasaba en ese momento. Algo había pegado a mi corazón. Era algo negro, casi tan grande como mi corazón. Nunca me sentí enfermo ni raro. Pero tenía esta cosa rara en mi propio corazón.

El del recipiente arranco esta extraña cosa de mi corazón y la arrojo al cielo, en ese mismo momento el otro lanzo fuego de quien sabe dónde y la cosa extraña ardió antes de caer al suelo. Tomaron mi corazón entre los dos y lo lavaron en ese recipiente. Al contacto con el corazón, el agua se congelo. Mi corazón estaba limpio entonces. Lo volvieron a poner en mi cuerpo.

El que me había partido el pecho hizo un nuevo movimiento y cerró la herida. El otro saco esa extraña arma/herramienta de dibujo y trazo sobre mi pecho, encima de mi corazón una marca. No conocía ese símbolo. Los dos se empezaron a alejar de mi. Pude moverme. Pude pararme. Y en cuanto lo hice estos seres se empezaron a elevar. Y antes de desaparecer en la noche pude entenderlos. Hablaron fuerte y dijeron: Es la marca de la profecía. Y en un grito los perdí de vista.

No les he vuelto a ver desde entonces.

Olas gigantes

Hoy fue el día más feliz de mi vida. Al fin me conociste. Yo no esperaba que sucediera, ni en mil años, estabas tan lejos de mi, y ayer estuviste tan cerca, fuimos uno solo ¿Es qué no estas feliz? Pues yo me siento el hombre más afortunado del mundo. Fue un año de diferencia pero al final me conociste. Y aun no me la creo como paso.

Una semana antes ya nos conocíamos pues eramos ya amigos virtuales. Me dijiste que escuchará una canción. ¿Cuál es el motivo para que la gente dedique canciones? Por que quieren decir lo que sienten de la mejor forma a las personas. Tu me dijiste que escuchará una canción llamada “Cobarde”. Supuse entonces que era yo un cobarde que no se atrevía a mirarte, que aunque te viera y te encontrará en la escuela solo me volteaba y hacia que no te veía. Por eso era yo el cobarde. No me atrevía a hacer nada más que tenerte como mi amiga virtual y nada más.

Yo quise dedicarte entonces una canción. Y te dedique la canción más melosa, más linda, la que decía lo que yo sentía por ti. Te pregunte que si no te importaba que fuera tan romántica ¿Qué pensarían tus amigos? ¿Qué pensarían mis amigos? Dijiste que no importaba. Y te la dedique, te dedique la canción “Compartir”. Por que eso era lo que sentía y quería en ese momento compartir mi vida contigo, quería estar contigo y solo contigo, compartir momentos felices, alegrías, tristezas quería compartir todo contigo.

TU entendiste muy bien que yo ya te quería. Y tu me querías a mi. Eso entendí, pues cuando te invite a salir aceptaste sin pensar. Al fin estaríamos frente a frente, yo podría ver tu rostro, tus ojos, tu cabello, tus pecas, sin temor a nada, sin agachar mi cabeza, pues no habría nada que temer ¿Se puede temer algo cuando deseas que ese algo pase? ¿Te puedo temer a ti, mi dulce crush? Que tonto al sentir miedo al estar a tu lado. Eso no importaba más pues hoy sería el día que por fin saldrías conmigo y por fin después de tanto tiempo hablaríamos en vivo. No más mi amiga virtual. No más fantasías. Sería real. Eres real.

Todo comenzó tan mal.

Perdón por no estar ahí a la hora especificada. Perdón por estar escuchando música en vez de estar escuchándote a ti. Perdon y mil perdones. Me acobarde.

A la hora indicada en el lugar indicado yo no pude llegar. Sentí tanto temor de no ser lo que esperabas. De no ser la persona que tu creías que yo era y por eso no fui. Ya sé que no quieres verme nunca más, y que fui el más grande tonto por dejarte plantada. Perdón de verdad por eso. Si de algo sirve te hace bien, pues como una flor, al dejarte plantada crecerás aun más hermosa. Veo que no funciona. A quien engaño. Mis halagos y mi destreza poética son tan buenas como mi facilidad de hablarte en persona. Pero lo puedo remediar. Dame una oportunidad. Solo una y ya ¿verdad que si me la darás? Yo sé que sí. Espera. Solo espera.

Te lo dije. Te dije que me dieras una oportunidad y así lo hiciste. Todo fue tan inverosímil ¿Quién iba a pensar que tendríamos amigos en común? Que suerte que tengo. Eres como me había imaginado. Tan genial. Igual de linda y más que en tus fotografías. Y tu voz. Tu voz es perfecta. Y se oye tan genial aunque estemos tan borrachos. Te ves ahora mejor. No, no estoy tan borracho aún. Te lo digo de corazón. Eres todo lo que yo esperaba. Me haces reir. Te hago reir. Creo que es amor.

Sabía que esa canción te iba a gustar. Y lo sé pues la has puesto toda la noche. Por eso te quiero más. Jaja, es la tercera vez que la pones. ¡Que tontita me pareces! Ven vayamos por allá. Estemos solos. Tu y yo y nadie más.

Hagamos un intercambio. Te gusta mi pulsera. Toma, es tuya, mi regalo por haberte hecho esperar hoy en la mañana. ¿Qué que es lo que quiero a cambio? ¿Qué mas puedo pedir? Mira la luna. Es junio, casi casi verano. No llueve. Estamos en este jardín. Cielo estrellado. Creo que lo único que falta y lo que puedo pedir no es más que un beso. Sí. Eso. Un beso tuyo. ¿Me lo das?

Tus labios, que labios. Tus ojos de cerca de verdad que parecen dorados. Tu cabello, tan suave. Y esas pecas.Si que eres mi oro, el primero.  Creo que estoy enamorado. ¡Y es nuestro primer beso! Te quiero te quiero. Hey que pasa.  ¿Qué ocurre? ¿A dónde me llevas? Ah, ya veo. No no tengo cara de tonto. Y no, no la quitare. Te acompaño.

No puedo creer que esto este pasando. De verdad que no me lo creo. Es tan perfecto. O casi. Mira a ellos. ¿Son tus amigos verdad? ¿Por qué murmuran? ¿Estas haciendo algo mal? ¿Yo hago algo mal? No temas, no te preocupes, déjate llevar. Imagina que estamos en el mar. Ven, vamos a nadar, yo te cuidare. Tomemos esa ola, ellos son esa ola, vamos, hay que “romperla”. ¿Qué como la rompemos? Pues no dejando de hacer eso que hacemos, querernos. ¿Ves como se están rompiendo? Espera, ahora yo tengo miedo, deja arreglo esto. Hey no te la lleves. ¿Quién eres? Sí, yo estoy con ella, ¿Quién eres tu? Ella se queda conmigo. Toma mi mano. Vamonos de aquí. De verdad que no temas. No les hagas caso, ellos que saben, no entienden, no saben lo que es el amor. Ahora ven, hay que brindar, pues esto es una fiesta y hay que festejar.

¿Qué bien que la estamos pasando verdad? Te dije que sería un día genial. Sí ya sé que la regué. No importa más eso. Bailemos un poco. ¿No sabes? Yo tampoco. Vamos a la pista. No pienses más en esos tus amigos, ni en los mios, hagamos de cuenta que no están ya. Hagamos de cuenta que esto es el mar. Vamos a nadar de nuevo. Hagamos que las olas exploten.

Me divierto mucho contigo. Te tengo una proposición ¿aceptas? ¡Qué feliz me haces al decirme que sí! No lo había planeado así. Pero es que me gustas tanto. Seamos un solo ser. Sin tapujos. Solos tu y yo. Hagamos un solo ente. Sin pensar en el que dirán. En los demás. Seamos felices. Claro que aceptas ¿Sabes por qué? Porque me quieres. Y me quieres tanto como yo a ti. Y así me lo demuestras. Tus caricias, tus besos, tu cuerpo sobre el mio, aquí en este lugar. Somos un solo ser. Por eso sé que me quieres.

  • Te quiero Jorge.
  • Te quiero Julia.

Sabía que me lo dirías. No quiero que esto termine. Quiero que esto sea eterno. Podemos alargar la noche si tu quieres. Aun no termine el día. ¿Quieres? Vamos a tu departamento. A por tu felicidad y la mía. Olvidemos la fiesta. Olvidemos a que vinimos. Abandonemos este lugar. Recuerda. Es solo el mar. Que importa que dejemos esas olas ahí. Ya lo sé. Parecen que nos odian. Yo no le temo ¿y tu? Lo sabía. Déjalas ahí entonces, en ese mar. ¡Que exploten esas olas! Es tiempo de irnos.

Bonito lugar. Parecía que nunca llegaríamos. En verdad esta lejos de esa fiesta. Y que mejor. Somos más libres que nunca. Ya ni estoy borracho. Ni tu. Por eso esto no es un error. No despertarás diciendo: ¿Qué hice? No dirás que esto nunca paso. Pues los dos queremos que pase.

Tus labios. Tus besos. Solo te veo a ti y no quiero ver nada más. Apaga la luz…

Cuéntame de tus miedos. Cuéntame de tus fantasías. Cuéntame de tus logros, de tus fracasos. Sí, aunque estemos así, aunque sigamos fundidos, unidos, cuéntame de ti. Cuéntame tu vida. Es que no se nada. ¿Y todas nuestras platicas virtuales dices? Eso quedo atrás, ya no eres virtual. Ahora eres real. Por eso apenas si te conozco. Quizás si te conozca. Pero te quiero reconocer. Yo te contaré de mi vida. Quiero que tu me reconozcas. Porque eso es amor. El mutuo reconocimiento de dos seres que se quieren y dan su vida el uno por el otro.

Me gusta que me abraces, y a ti te gusta por igual, lo siento, pues pegas tu cabeza a mi pecho ¿Escuchas mi corazón? ¿Ves como late por ti? Esta escrito. Jorge y Julia. Julia y Jorge. Esta ahora grabado en tu corazón. En el tuyo también ¿Verdad?

Mira la hora. Aún es 6 de junio. De verdad que pudimos alargar la noche. No, no me iré. Aquí me quedo contigo. Apenas es Lunes. Quiero que llegue el viernes. Quiero pasarme toda la semana aquí contigo, unidos, sin que nadie nos separé. Olvidar esas “olas” que quisieron apartarnos hace unas horas. Déjame ser esa parte que dices que tienes perdida. Déjame ser la parte que quieres recuperar en este tiempo que me pides. No piensas en tiempo. Solo pensemos en el ahora. Y que somos felices. No estoy loco, no borracho. Ni tu tampoco lo estas ¿Aceptas?

Me acordé

Escuchando «Ultimo Tema» de Enjambre me puse a pensar todas esas veces, que, de alguna u otra manera, directa e indirectamente me dijiste que no, cuando yo te decía que te quería.

Me acordé de cuando recostados en la cama, me dijiste que sí, que algo pasaría, que esperara, solo espera, me dijiste, solo dame tiempo, me dijiste, solo quiéreme me dijiste, y entonces me besaste, y entonces yo te quise, y entonces me acordé, me acordé de como a la mañana siguiente dijiste que me fuera rápido, que yo saliera antes, no fuera a ser que me vieran ahí contigo, que no hablará con nadie de esto, que no dijera donde pase la noche, que no nos viéramos en la escuela, que no fuéramos juntos a la escuela, que mejor no fuera por ese día, que lo olvidará, pues tu no eras así… y entonces ya no te quise.

Me acordé de cuando juntos visitamos ciudades, recorrimos callejones, anduvimos por parque, disfrutamos de lagos y de ríos. De cómo el viento desarreglaba tu cabello, ese que me encanta, ese que me ilumina. De cómo nos besamos al atardecer, en un lugar apartado, de cómo caminamos de la mano por la plaza, de cómo fuimos al teatro de como dijiste que era tu novia, aunque no lo fuéramos; me acordé de cómo me enseñaste lugares, y entonces yo te quise, y te idolatré, y luego me acordé:  de que en la noche dijiste que me regresara a mi ciudad, de que me dijiste que era la última vez que te iba a ver,  me dijiste que te olvidará que lo nuestro no podría ser, de que querías más a tu novio, de que yo estaría siempre en tu corazón, de que te prometiera que jamás te olvidaría… y entonces ya no te quise.

Me acordé de aquella fiesta, de aquel lugar, donde te besé, donde te abracé, donde te dije que eras la mejor, donde te dije que te quería, donde te dije que eras especial, donde te dije que ya nunca me separaría de, de que tú me dijiste que nunca te separarías de mi. De cómo fuimos un solo y eterno ser, y entonces yo te quise y te idolatré, y luego me acordé: de que habías tomado de más, de que tus amigos no me conocían, de que nunca dijiste que me conocías, de que querías que te ayudara con tu proyecto, de que querías pasar la materia, de que nunca salías conmigo, de que ya nunca jamás me besaste… y entonces ya no te quise.

Me acordé cuando fuiste a mi casa, cuando pasamos toda la tarde juntos, cuando te prepare una comida, de cuando pase a por ti  y te lleve una flor, de cuando era todo perfecto, de cuando bailamos esa nuestra canción sin que nadie nos viera, de cuando conversamos de todo y de nada, de cuando vimos esa película, de  cuando te quedaste a dormir, de cuando paso de todo y no paso nada, de cuando me dijiste que había sido un día perfecto y entonces te quise y te idolatre, y entonces me acordé: de como  negaste que me habías visto, de cómo me dijiste que durmiera en el sillón, de cómo me dijiste que era uno de tus mejores amigos, de cómo me dijiste que te estaba presionando, de cómo me dijiste que otra vez no estabas segura, de cómo me volviste a pedir tiempo, de cómo me dijiste que me querías, pero solo como amigos… y ya no te quise.

Y entonces me acordé, y dije no más.

Tres tiempos (I)

Con Mariana

Los tiempos con Mariana ya son del pasado. Son tan lejanos que casi no los recuerdo. Pero pasaron, porque ella fue real, así lo sentí, así me sintió ella. Son tan lejanos que ella ya no los recuerda, de eso estoy seguro. Pero no importa que no  los recuerde porque mientras uno de los dos lo haga, esos tiempos tendrán vida, porque forman parte de mí, de ella, porque forman parte de nuestra historia.

A veces los recuerdo y me parecen como un recuerdo de la infancia. Como un recuerdo que no sabes si paso o es tu mente la que crea ese momento, la que decide como quiere que lo veas. Por eso me confundo, porque siento que fue un tiempo increíble, mágico, pero un tiempo oscuro que ya no logro recordar.

Fue un tiempo a la deriva que ya no estoy bien seguro de que haya sido verdad, ya no estoy seguro que haya sido real, pues el amor que ella me tenía ya no lo he podido encontrar. Y es que ella era perfecta, linda, increíble… (vuelvo a desvariar) No, ella era… ella mágica, divertida… no… ella era mala, arrogante, orgullosa, se llevó mi inocencia, mi primer beso, mis caricias, mis abrazos, se llevó mi amor. ¿Y si no paso? ¿Y si los tiempos con Mariana nunca pasaron? ¿Y si Mariana representa mi ilusión del primer amor? Aquello              que no se logró consumar por ser de un tiempo lejano, por pertenecer a la inocencia. No. Así no fue. Sí paso. Pues el recuerdo sigue presente. Aún lo siento, aún la siento, aún me duele, aún le quiero.

Los tengo muy presentes por la forma que eran,  porque entre una y otra visita pasaban semanas, cinco meses, toda una vida. Y tenían que ser así, pues su novio no le permitía más. Quizás no eran de la inocencia. Quizás son de un tiempo más cercano a mi presente. O quizás sea la combinación de todas las otras Marianas que hubo en mi vida hasta el momento que la conocí a ella. A Mariana Díaz.

Ya lo recuerdo, y es la parte que no me gusta recordar, tenía novio, y uno muy malo por cierto, ¿Qué por qué sé que era malo? Fácil, ella no quería estar con él, ella quería estar conmigo, entonces, ¿por qué nunca le dejo? ¿Por qué sigue con él? Eso nunca lo supe, nunca lo descifré, nunca la entendí bien. Y quien quiere entender cuando te decían que eres la otra mitad de su corazón, quien era yo para reclamarle todo lo que sentía por mí, quien era yo para  decirle que me dejara de querer, si yo ya la amaba a ella. Esa es la parte que no me gusta recordar, no me gusta recordar que tenía su corazón dividido, no me gusta recordar los besos, caricias, las palabras compartidas, no me gusta recordar quien fue el que perdió la batalla por su amor. Basta decir que ahora ella está casada.

Porque así fueron (¿reales?) los tiempos con Mariana lejanos, pasados, increíbles, llenos de inocencia, del primer amor, de amor de verano, de amor de escuela, amor de secundaria, amor de prepa, todos los posibles amores. Por eso los recuerdo, por eso los tengo grabados en mi mente, por eso aunque pasen y pasen los años, aunque personas vengan y vayan sigo manteniendo los tiempos que pase con Mariana Díaz porque ya pasaron porque ella representa al amor del pasado al amor que has superado, al amor que ya has dejado, los tiempos con ella son tan lejanos y siguen siendo los mejores de mi vida.

Quédate dormida

Quédate dormida, no pasa nada, solo te iba a decir algo que ya sabías.

Quédate dormida, solo te iba a decir cuanto te quería.

Quédate dormida, esta bien, solo te iba a decir todo lo que yo por ti haría.

Quédate dormida, solo era para decirte lo que sentía.

Quédate dormida, quería contarte que veo tus fotos cada día.

Quédate dormida, era escuchar tu voz, eso me bastaría.

Quédate dormida, no te iba a decir nada bueno, puras cursilerías.

Quédate dormida, puedes hacerlo, ya es muy noche, disculpa mi osadía.

En serio, no pasa nada quédate dormida, descansa, recupera energías, todo lo que te digo son puras palabrerías.

Me gusta lo efímero, me gustan los instantes, quédate dormida, no importa, igual te escuchas muy distante.

Quédate dormida y no respondas mis palabras, no respondas a mis reclamos, no respondas a mis reproches, no respondes a lo que te cuento, no respondas cuando diga que te quiero, no respondas cuando te digas que sin ti no puedo vivir, no respondas cuando te diga que yo solo estoy ahí para tí, no respondas cuando te digo que yo para ti viviré. En serio quédate dormida.

Quédate dormida y no escuches mis tonterías, solo son cosas del pasado, solo son cosas que no tienen forma, son solo cuentos de como te perdí, cuando nunca te tuve, son solo cosas que me invento, para poder estar contento.

Quédate dormida, este poema no era tan bueno, olvida todo lo que te decía.

Mi primer oro

Fue un Jueves. O quizás martes. La verdad que no recuerdo el día exacto que te conocí. Pero cómo nadie recuerda un jueves (algunos los martes) diré que fue un jueves, uno nubloso por cierto, el día que te vi por primera vez. A decir verdad no nos conocimos pues tu no me viste a mi (¿Y quién si lo hace? ¿Quién nota mi presencia?) Yo atribuyo el hecho de que no me voltearás a ver a que mirabas como si estuvieras en trance la puesta de sol. Digamos entonces que te conocí un Jueves por la tarde mientras el sol se ocultaba.
El hecho era que no dejabas de ver ese espectáculo, y yo no dejaba de ver al igual de espectacular, no dejaba de verte a ti, ni a tus ojos color miel, ni a tu dorado cabello, ni a tus dulces pecas, solo te miraba a ti, y tu no me mirabas, el encuentro perfecto.
El estar en un segundo piso, en lo alto de una montaña, con la vista de un valle al frente y con la puesta de sol encima, te tenia sometida a sus encantos, entonces imagínate a lo que tu me tenías sometido con la misma fuerza.
Era la inopia, estábamos en ella.
Estábamos ahí en ese lugar (lleno de computadoras por cierto ¿puedo estar en otro lugar y sentirme más cómodo que aquí?) y no estábamos. Tu perdida en la inmensidad contemplando al paisaje, yo perdido en la inmensa belleza que representaban tus deliciosos (si se pudieran comer lo serían) ojos color miel.
Y es que éramos tan jóvenes en aquel entonces, tu quizás 18 yo apenas 19, estábamos en la flor de la juventud y los dos maravillados con lo que frente a nuestros ojos se desarrollaba. Dos jóvenes que iniciaban en la vida universitaria. En ese momento no sabía lo que significarías para mi, sin embargo aun no se lo que yo signifique para ti, lo cual me hace que siga en atrapado en aquel momento y lo que me hace también que el recuerdo siga tan vivo en mi como si unas horas hubieran pasado, cuando en verdad han pasado años, cinco años ya, y los que faltan.
Por eso odio mi memoria y su gran capacidad para retener cosas. No odio ser inteligente, odio tener que recordar todo y que lo que recuerde sea solo eso: cosas que se han quedado en el pasado y que ya no están más a mi lado, eso es lo que odio en verdad. Pues quien iba a querer olvidar a alguien como tu. No lo creo. No. No existe nadie que quiera alejar de su mente y de su presencia a alguien así como tu. Es por eso que aunque pase el tiempo y ya ni siquiera sepa donde estas aun te recuerdo. Increíble aun más que recuerde el justo día que te miré, el justo día que te encontré.
Naturalmente no me acerque. No te dije hola. No te sonreí. No fui a saludarte. No fui a decirte que linda tarde. No fui a decirte que hacía calor. No fui a decirte que nunca te había visto por acá. No fui a preguntar tu nombre. No fui a decirte que había encontrado a la persona más linda del mundo. No hice ninguna de esas cosas. Lo único que hice fue esconderme justo cuando volteaste. ¿Sentiste mi mirada? Yo creo que sí. Pues ya habían pasado diez minutos sin que yo pudiera dejar de verte. Y cuando te diste la vuelta para ver quien era el que posaba sus ojos en ti no encontraste a nadie y te fuiste.

Y no era que no lo quisiera hacer, pero aquella vez no me atreví. No pude. Estaba hechizado por la más hermosa vista que mis ojos habían podido captar. Por eso no te dije nada. Simplemente no pude verte directo a los ojos y no sentir que estabas tan lejos de mi, te sentí tan inalcanzable esa vez que deje que te fueras.
Por eso me conociste después que yo. Por eso paso un año antes de que me conocieras. Lo bueno que el tiempo es relativo. Ese año para mi se fue como un suspiro y sentí que fue esa misma tarde, cuando quería que me vieras, cuando quería que te dieras cuenta de que era yo quien te miraba y te miraba y que ya no dejaría de hacerlo. Aun ahora lo hago, y sigo siendo bueno, pues tu no te das cuenta, así es como te puedo contemplar y seguir admirando todo lo que tu eres.

Ese día te convertiste en mi crush, en mi amor imposible, en mi sueño, aquel jueves por la tarde de 2009 mientras el sol se metía en aquel verde valle, mientras yo estaba a tu espalda y no dejaba de mirarte te convertiste en lo único en lo que podía pensar. Te convertiste en mi oro. Mi primer oro.

Palabras

Te entrego estas palabras, pues son de mí para ti, con toda dedicación.
Te entrego estas palabras pues son especiales, y deseo que se conviertan para ti en especiales.
Te entrego estas palabras porque no se las diré nunca a nadie más, pues solo y solo son hechas para ti.
Te entrego estas palabras que en mi corazón yo ya no puedo guardar, a ti te las voy a entregar.
Te entrego estas palabras para que las conserves, pues ahora te pertenecen y las debes de cuidar, tanto así como yo las cuide y resguarde hasta el día que te encontré.
Te entrego estas palabras, no para que te rías, sino para que sientas lo que yo siento al decirlas.
Te entrego estas palabras que ya no me pertenecen más, pero que ahora tu conmigo compartirás.
Te entrego estas palabras: Te quiero.

La muchacha de las tierras lejanas

– Tú eres un 6. Está bien, seré benevolente, eres un 6.5 tirándole a 7. Bueno, dejémoslo en que eres un 7 ¿Ya?
– Me parece bien, hora de comenzar. Y ya sé con quién.
– ¿Ella? ¿Es neta?
– ¿Y por qué no?
– Ella es mínimo un 8.5, hasta un 9 me atrevo a decir.
– No importa si es una diosa, yo le hablaré
– Pues te estás arriesgando a un buen y divertido “NO”
– ¿Y qué? He estado peor, recuerda, recuerda, ahora tengo algo que me hacía falta hace tiempo.
– ¿Seguridad?
– Es correcto.
– Bah, te diré, si sigues con eso, seguridad es lo menos que tienes Jorgito.
– Bueno bueno, pero puedo llegarle ¿no?
– Pues intenta. Advertido estas.
– Y a todo esto ¿Le conoces? ¿Le conoces a esa diosa sempiterna cuyo rostro brilla más que esta misma luna gigante de septiembre?
– ¿Ya vas a empezar? Pues la verdad es que no, no es de por acá.
– Ah, ya veo, una muchacha de tierras lejanas, con razón es tan bella: ¡Mirad esos ojos! ¡Mirad esos labios! ¿Es qué soy tan afortunado oh hermosa diosa de verte aquí, en estas tierras tan lejanas de tu reino, solo, y solo para admirarte? ¡Oh diosa mía no me niegues ni un minuto más de tus palabras! Quiero escucharte, quiero leerte, quiero besarte, quiero quererte ¡Oh diosa mía!
– Si, si, si guarda todo eso Romeo que está demasiado acompañada para que puedas siquiera acercarte un metro a ella.
– Y como no iba a estar acompañada, mira esos ojos color miel, mira a todas esas abejas atraídas por ese néctar, mira ese dorado cabello, era obvio que iba a estar acompañada.
– Tranquilo ya, concéntrate, canaliza ese enamoramiento y esperemos un poco a que este sola.
– …
– …
– …
– ¿Y?
– Nada.
– ¿Otra vez?
– Bueno, algo, le di un poema que me acabo de inventar.
– ¿Tienes su número? ¿Su nombre? ¿Al menos tienes su face? ¿Al menos le dijiste como te llamabas?
– No, fue imposible, en verdad era de tierras lejanas, no supe que decirle solo le dije: “Eres muy linda, toma este poema” Y me fui. Nunca nos entenderíamos.
– Es que eres un tonto, bueno, por las dudas busquemos un 4 ¿vale?
– Vale