Mi amiga por siempre

Me tomo 1100 días al final, o lo que es lo mismo, tres años y cuatro días, hasta hoy, y no los 500 que pensé que me tomarían para poder darme cuenta, y sobre todo, para poder aceptarlo, que eres mi amiga.
Entiendo perfectamente ahora el porque me dijiste que no me querías como algo más. Éramos jóvenes. Yo tenía 21, tu 19. No podría haber nada más pues algo ya había nacido, y era demasiado grande, demasiado perfecto, tanto que hoy a 157 semanas o más de habernos conocido vive ¿A qué es genial esto? Ahora lo entiendo perfectamente. Entonces te comprendo. Era claro. Algo mejor que esto nunca en la vida puede pasar.
Tendrás tres o cuatro novios más, quizás yo tenga una o ninguna novia jamás, y sin embargo y a pesar de todo, ahí estarás para mí, y ahí estaré yo para ti. Y aunque cada una de estas personas sean las más especiales, las más geniales, jamás igualarán a esto que ya tenemos, algo que se llama amistad.
Agradezco cuando me dijiste que no querías ser mi novia. Estoy seguro que hoy a 28722 horas de aquella noche, aquella mágica noche que te conocí, tu ya me habrías olvidado, mas esto no es así. Nos seguimos recordando. Nos seguimos hablando. Nos seguimos procurando. Te sigo pensando.
Y aunque no te vea ya desde hace mucho, y aunque ya no escuche tu voz, todavía sigo sintiendo lo mismo por ti, lo mismo que sentí el día que te conocí. Mi corazón y mi cariño es más grande que la distancia que nos separa ¿A qué es mágico todo esto?
No importan las distancias. No importan los años. No importa el pasado. No importa el presente. No importan los tiempos. No importan los recuerdos. No importan las barreras. No importan las carencias. Lo que es importa es lo que tenemos. Importa lo que sentimos. Importa lo que queremos.
Por eso y muchas cosas más te agradezco aquel día que no quisiste salir más conmigo. Pues ahora después de tanto comprendí lo que realmente somos, y que tu ya sabías. Eres algo más importante que una novia. Eres mi amiga por siempre.
Te quiero.

Desconocido

– ¿Y ya somos amigos?
– Mmm, creo que no.
– Bueno.
– Pero no te pongas triste, no pasa nada.
– Ya sé, no estoy triste, no te preocupes.
– Creo que si te afecto, tu expresión cambio.
– No es eso, estoy pensativo. Ya sabes que pienso mucho.
– Lo sé. Es que un amigo es de conocerlo de tiempo, y tu y yo, no tenemos ni un mes de conocernos. Así no funciona la amistad.
– Entiendo tu punto, solo que no me entiendo a mi, entiendo que la amistad no es algo que sea de un día para otro, entiendo que quizás es muy pronto para decir que me conoces, entiendo que es muy pronto para decir que te conozco, lo que aún no logro entender es el por qué me gustas tanto, el por qué me siento tan identificado contigo, el por qué quiero conocerte más y más y más …
– Tranquilo, no digas esas cosas…
– … lo siento me salen muy natural decirlas…
– No te fíes solo en mi cascarón, conóceme bien, conoce lo que hay dentro de mi, conoce a mi verdadera yo, conoce lo que soy, lo que valgo, lo que represento, en una sola palabra, conóceme…
– Y eso es justo lo que quiero hacer
– Conozcámonos entonces ¿vale?
– Vale. Pero tienes razón, por todo lo que tú conoces de mí, por todo lo que yo conozco de ti, somos unos completos desconocidos.
– Ya lo sé.
– Pero esta bien que seamos ahora eso y no amigos, no quiero ser tu amigo, quiero dejar de ser un desconocido.
– ¡Qué tonto eres!
– Quiero dejar de ser un desconocido.