Viaje

Domingo de 30°, caluroso como ninguno.

La idea de seguir viajando en camión me esta empezando a a fastidiar, pero gracias a mi amaxofobia (miedo a manejar) lo tendré que seguir haciendo.

Que más da, no viajo mucho, solo viajo entre mis 3 ciudades-hogar cada fin, normal, pero no lo es, aparte de toda ese aburrimiento siempre hay algo más, siempre lo hay en todo lo que hago. Como aquella vez que el conductor era fan de los «Pet Shop Boys» y traía una combinación de luces disco adornando el camión, o aquella vez que se creo una sala de bluetooth-chat entre los pasajeros; así es mi vida, siempre aventura.

Esta vez no sería distinta. Semana del amor. Semana del consumismo. Semana de soledad. Así comenzaba esta.

Subí al camión, como siempre me tocaría ir solo todo el viaje, a nadie le gusta sentarse a mi lado, a menos que de verdad vaya lleno el camión y ni así, casi siempre prefieren irse de pie, me gusta pensar que soy intimidante y que si alguien tiene miedo a sentarse conmigo es porque no entenderán mis profundas ideas. Soy sencillo.

Me senté justo a la mitad, no me gusta sentarme hasta atrás por los saltos en los topes, y hasta adelante no me gusta porque no veo bien a donde voy. Recorrer 49 km sería rápido, 5 de la tarde y solo eramos 7 personas, solo que una de ella llamo mi atención. Quiso el destino que la volviera a ver después de 2 años, lo más seguro es que ella no me recordará pero gracias a mi excelente memoria yo me acordaba perfecto de ella. Y como no iba  hacerlo si fue ella la que se sentó conmigo aquella vez, eligió el lugar junto al mío a pesar de todo y a pesar de que el camión no iba lleno, en poca palabras, quiso hacerlo, fuera la razón que fuera lo hizo.

Fue un gran día para mí lleno de contrastes aquella vez: por fin alguien se quería sentar conmigo, y más que eso, fuimos platicando todo el camino, hasta que ella  se bajo y sentí que no la volvería a ver jamás, porque fiel a mi costumbre no le pregunte más que su nombre y no su correo, no su apellido, no su teléfono  nada solo el nombre, eso basto para mí esa vez, era un buen tiempo para mí que solo necesitaba eso, y creo que la recuerdo también porque ese fue el día que me enteré,  llegué a mi casa, vi la noticia, y me di cuenta de la verdad, fue el día del fin, me entere de su amor, me entere de que no era yo, era alguien más, en fin.

Así que ahí estaba ella de nuevo sentada ahora a tres lugares por delante de mí, ahora si que no me bastaría saber su nombre, quería saber todo de ella; el camión inicio su viaje y yo preparaba unas frases, me pare y con todo y mochila llegue a su lado a iniciar mi aventura.

– Hola te acuerdas de mí ?, lo más probable es que no ( tranquilo no uses palabras rebuscadas) 

– Mmm, (venga seguro que te acuerdas) a sí, creo que sí, eres de Cuerámaro verdad ?

– Sí! (bien bien te has acordado) y cómo estas? tanto tiempo? ya vas en la prepa?

– Pues estoy bien, claro que te recuerdo, no olvido una cara como la tuya, ni olvido que me recomendaste leer ( vaya se acuerda, se habrá dado cuenta que aquella vez se lo dije sarcásticamente ? espero que no ) y me acuerdo por que te tome una foto, mira….

 

– Hey!! A donde vas?

Maldito cobrador, me había despertado, fue un sueño, lo sabía, no soy de esas personas que se quedan en la memoria, debí de darme cuenta en ese momento de que era solo un sueño, me quede dormido pensando en que decirle.

– A Cuerámaro – le dije a ese sudado cobrador

Rápido mire a donde ella estaba, seguía ahí, habíamos avanzado unos 10 km, bien me quedaban 30 para intentar algo. Iba escuchando música, así que decidí irme por el lado musical, siempre se me ha dado.

– Hola ! Que escuchas ? – le dije ya que vi que iba escuchando algo en su celular

– Que onda?, mmm, escucho a Metronomy ! (Metronomy ! es en serio?)

– Wow! que chido, pensé que nadie lo conocía- Los dos reímos

– Pues yo si lo conozco fíjate y tu que escuchas?

– Yo escucho a Dënver! (había pensado mentir y nombrar a alguna banda)

– No manches!, mira !- En su playlist estaba «Miedo a toparme contigo» , de verdad debo de estar soñando….

 

Un bebe llora  es de la señora que se acaba de sentar junto a mi, me ha despertado, otra vez dormido, que me pasa? por qué no voy hacia ella !?

Es ya el kilómetro 24, solo 20 km más para intentar algo.

Traigo este libro, quizás ahora ya lee.

– Hola! Cómo estas? Te acuerdas de mi (vamos pon cara de galán)

– Hola ! Claro que sí, eres de Cuerámaro verdad ? (bien todo bien se acuerda)

– Sí, que casualidad verdad, volvernos a encontrar después de tanto tiempo? 

– Vaya que lo es, es el destino ! (sonríe para que vea la conexión)

– Pues que bueno que te encontré  Vaya viaje, ya llevamos mucho ( a hacerme el interesante) por eso siempre traigo un libro conmigo.

– Que bien, yo también, aunque esta vez traigo uno que me dijeron que leyera en la prepa, es malo, es como de auto ayuda (bien piensa lo mismo que yo de Carlos Cuauhtémoc Sánchez)

– Que mala onda  que te dejen leerlo!(sonríe, sigue sonriendo) Yo traigo este de Fuentes !

– A creo que ya lo lei! (bien me hizo caso y ya lee)….

 

Ouch! Ya no esta la señora y su bebe sentada conmigo ahora es un  viejito y  me ha pegado con su bastón, nuevamente estaba dormido.

Venga que pasa? kilómetro 35, es ahora o nunca, y lo más decido que pude haber estado me paro y voy hacia ella, justo cuando se para, hace la señal y se baja.

Ya? Por qué no recordé que no era de Cuerámaro? Como algo como eso se me paso? Por qué no me atreví a decirle algo antes?

Vuelven los fantasmas de mi pasado, sigo lo que me queda de camino sentado en su lugar, como esperando a que el fantasma de ella me comience a platicar de su día pero no pasa, ya no dormí lo que falto de camino, que más da, se ha ido, y esta vez para siempre, de nuevo paso, y el destino, o más bien yo no hice nada.

Son ya las 6:45 de la tarde, ya no esta tan caluroso el día, hace un poco de viento, creo que va a llover, nubes grises, perfectas conmigo, me sientan bien, el camión se aleja de donde me baja, es el fin del viaje.