Tres tiempos (I)

Con Mariana

Los tiempos con Mariana ya son del pasado. Son tan lejanos que casi no los recuerdo. Pero pasaron, porque ella fue real, así lo sentí, así me sintió ella. Son tan lejanos que ella ya no los recuerda, de eso estoy seguro. Pero no importa que no  los recuerde porque mientras uno de los dos lo haga, esos tiempos tendrán vida, porque forman parte de mí, de ella, porque forman parte de nuestra historia.

A veces los recuerdo y me parecen como un recuerdo de la infancia. Como un recuerdo que no sabes si paso o es tu mente la que crea ese momento, la que decide como quiere que lo veas. Por eso me confundo, porque siento que fue un tiempo increíble, mágico, pero un tiempo oscuro que ya no logro recordar.

Fue un tiempo a la deriva que ya no estoy bien seguro de que haya sido verdad, ya no estoy seguro que haya sido real, pues el amor que ella me tenía ya no lo he podido encontrar. Y es que ella era perfecta, linda, increíble… (vuelvo a desvariar) No, ella era… ella mágica, divertida… no… ella era mala, arrogante, orgullosa, se llevó mi inocencia, mi primer beso, mis caricias, mis abrazos, se llevó mi amor. ¿Y si no paso? ¿Y si los tiempos con Mariana nunca pasaron? ¿Y si Mariana representa mi ilusión del primer amor? Aquello              que no se logró consumar por ser de un tiempo lejano, por pertenecer a la inocencia. No. Así no fue. Sí paso. Pues el recuerdo sigue presente. Aún lo siento, aún la siento, aún me duele, aún le quiero.

Los tengo muy presentes por la forma que eran,  porque entre una y otra visita pasaban semanas, cinco meses, toda una vida. Y tenían que ser así, pues su novio no le permitía más. Quizás no eran de la inocencia. Quizás son de un tiempo más cercano a mi presente. O quizás sea la combinación de todas las otras Marianas que hubo en mi vida hasta el momento que la conocí a ella. A Mariana Díaz.

Ya lo recuerdo, y es la parte que no me gusta recordar, tenía novio, y uno muy malo por cierto, ¿Qué por qué sé que era malo? Fácil, ella no quería estar con él, ella quería estar conmigo, entonces, ¿por qué nunca le dejo? ¿Por qué sigue con él? Eso nunca lo supe, nunca lo descifré, nunca la entendí bien. Y quien quiere entender cuando te decían que eres la otra mitad de su corazón, quien era yo para reclamarle todo lo que sentía por mí, quien era yo para  decirle que me dejara de querer, si yo ya la amaba a ella. Esa es la parte que no me gusta recordar, no me gusta recordar que tenía su corazón dividido, no me gusta recordar los besos, caricias, las palabras compartidas, no me gusta recordar quien fue el que perdió la batalla por su amor. Basta decir que ahora ella está casada.

Porque así fueron (¿reales?) los tiempos con Mariana lejanos, pasados, increíbles, llenos de inocencia, del primer amor, de amor de verano, de amor de escuela, amor de secundaria, amor de prepa, todos los posibles amores. Por eso los recuerdo, por eso los tengo grabados en mi mente, por eso aunque pasen y pasen los años, aunque personas vengan y vayan sigo manteniendo los tiempos que pase con Mariana Díaz porque ya pasaron porque ella representa al amor del pasado al amor que has superado, al amor que ya has dejado, los tiempos con ella son tan lejanos y siguen siendo los mejores de mi vida.