Espejo

Te despiertas creyendo que es un nuevo día y para comprobarlo te miras al espejo y descubres que no es así. Sigues siendo el mismo. No te gusta lo que ves, sientes que no eres tú,  que es alguien más, esa no es tu cara, nunca lo ha sido, ni lo será, pero lo es, y es la que siempre has tenido. Piensas que el reflejo te traiciona y te muestra una imagen retorcida de lo que eres, de lo que fuiste, solo ves angustia, tristeza, melancolía, a un joven viejo, ¿es esto posible? ¿Tener apenas 20 años y ya ser un viejo? ¿Ser alguien cansado? ¿Es acaso que la tristeza no sabe de edades para aparecer? ¿Eres  realmente tú?

Aun no te lo puedes creer, sigues dudando, reflexionando, ¿Desde cuándo estoy así? ¿En qué momento me perdí? ¿Por qué soy yo mirándome al espejo y mi reflejo es de alguien más? Empiezas a pensar que has perdido la razón.  Te sientes cansado en verdad. Te preguntas la hora. Has dormido mucho tiempo ¿Días incluso? Sigues dudando, ni eso sabes. No lo toleras. Sabes que es momento de salir, pero, ¿A dónde salir? Eso no te importa mucho. Solo quieres desaparecer de ahí. No soportas más esa imagen grotesca que el espejo te revela que eres ahora, y ese espejo no miente, en verdad eres tú, pero no lo aceptas, enjuagas tu cara y ves un poco más claro, el espejo sí refleja la verdad, pero no mira dentro de ti, de tu alma y no te dice quien realmente eres. Ríes al pensar en esto. Sueltas un grito ahogado y te vas de ahí.

Caminas por la calle pensando que en este lugar, o en algún otro que este por venir, te encontraras ese espejo que mire dentro de ti, que mire tu alma. Vas por la calle pensando en esto. Recordando momentos ¿En qué momento fuiste feliz? ¿Cuándo dejaste de serlo? ¿En qué momento tu vida cambio? ¿En qué momento pasaste de ser un joven a ser un viejo, a ser un joven viejo, cansado, melancólico, sin ganas de ver su propio reflejo? Y es cuando te das cuenta  del momento exacto, del día preciso, de esa mañana en la que te diste cuenta de cómo eran las cosas. Ahora sabes a quien buscar. Ahora sabes que le buscas a ella y solo a ella. ¿Será bueno que la busques? ¿Será bueno que la encuentres? Dejas de pensarlo y te pones en marcha.

El día casi termina y sigues sin encontrarle, a ella, a esa persona que te convirtió en lo que eres ahora, en ese reflejo que no puedes ver y que hace que te odies. ¿La buscas para reclamar? ¿Para exigir que te devuelva la vida? ¿Qué te devuelva quién eres? ¿Qué es lo que buscas? ¿Qué esperas encontrar? Y más importante que todo esto ¿A quién quieres encontrar?

Y sucede. Estas frente a frente. La ves. Ella no te mira. Tú sigues ahí mirando y esperando que sienta tus ojos, tu presencia, tu ser y te mire. Lo hace. Pero no es ella. No es a quien querías encontrar ¿O si lo es? Esperas a su mirada, a ver por fin tu reflejo, el verdadero en sus ojos. Y ahí está. Ella es y no es. No es la persona que te quito este reflejo, es la persona que ahora te lo devuelve. No es la persona que no vio tu alma, pues es junto cuando sus miradas se cruzan que lo sientes, te identificas, te reconoces en ella, ella eres tú y tú eres ella, sin más, sin haberse visto antes, pues es una nueva ella, una distinta, donde no te reflejas pues eres uno mismo. Ella lo siente. Se han encontrado, ella buscaba lo mismo. Se miran. Se reconocen. Son uno solo. Ella ve a  través de ti, y te devuelve tu alma, te devuelve lo que sentías haber perdido, tus sentimientos, tu razón de ser, tu reflejo, ella es tu verdadero espejo.