Nepente

Escribo para olvidar. Escribo para recordar. Escribo cuando lloro. Escribo cuando me caigo. Escribo cuando me dice que no. Escribo cuando me dice que sí. Escribo cuando la veo con él. Escribo cuando lo besa a él. Escribo cuando me dice que me quiere. Escribo cuando me dice que lo quiere a él. Escribo cuando me dice de su corazón dividido. Escribo cuando quiero recordarla. Escribo cuando la estoy odiando. Escribo de cuando lo hacemos. Escribo para superarle. Escribo para amarle. Escribo por que estoy triste. Escribo para ser feliz. Escribo por que soy feliz.

 No le tomo fotos, no tengo fotos de ella, no quiero recordarla así, no quiero recordar como era, quiero recordarla a través de mis escritos e imaginar, imaginarle a mi manera, imaginarle como quiero, imaginarle como yo creía que era, quiero mantener siempre el misterio, el misterio de ella, el misterio del amor. Su misterio.

 No quiero hablarle, no quiero iniciar conversación con ella, tengo miedo a que se pierda el misterio, tengo miedo a que se vaya, tengo miedo a que se vaya lo que yo creía que era ella, por eso escribo, y es por mis letras que ella vive. Son mis letras, es ella, mi Nepente.

Ana y Las Ventanas

 

Han pasado 4 meses ya desde el día que la viste por primera vez, aún no sabes sus apellidos, aún no sabes que y que le gusta más, pero es tu crush. Así deben de ser esos “amores”, es la evolución de los llamados “platónicos”. Son amores llenos de misterios.

 

Esta es la semana que lo decides. Subes al laboratorio y desde la ventana la vuelves a ver, ahí esta como las ultimas veces, siempre después de las 11 am, lo sabes bien porque fue ahí donde la viste, desde esa posición privilegiada la ves, pero ella a ti no, eso te gusta, eso le da el misterio que esta “relación”( sí así puede llamarse le, ella no sabe que existes) requiere. Esta semana será diferente, le quieres hablar en persona, romper ventanas y hacerlo.

 

LUNES

Sigues en laboratorio, echas un rápido vistazo a la ventana y la ves, allá en su lugar de siempre, unos maceteros que sirven de banca, ves que hace viento pues su brillante y trendy cabello se mueve hacia la derecha. Vuelves a tu trabajo, quieres hacer una pausa pero no puedes, esperas a las 12 pm y ella sigue ahí, es la oportunidad, sino se ha ido de ahí es que no debe de tener clases. Paras de trabajar y antes de dejar el laboratorio tomas de tu mochila el dibujo que le has hecho ( sí, de nuevo un dibujo), apresuras un poco tu paso, ya que de la ventana a donde esta ella son dos pisos de diferencia y 50 metros. Tomas el elevador, pero ha sido mala idea, sientes que va lento, quizás sí, pero es más la emoción por llegar que el tiempo que esta en su estado mas relativista posible. Entras al edificio central, pasas rápido por las salas, escuchas tu nombre y un saludo a lo lejos, no le das importancia, sigues tu marcha, puede ser que ella ya no este más en el macetero cuando llegues…. no está. Vas de vuelta al laboratorio con todo y tu dibujo(si no funciono la primeras dos veces, crees que funcionará esta vez?).

MARTES 

Hoy no vas al laboratorio, hoy sabes que pasarán una película en un auditorio y sabes que ahí la verás, te preparas para la hora, quedan 2 horas para que empiece así que llegas temprano, pero decides quedarte en las salas que están al lado del auditorio, punto estratégico, por ahí pasan todos y todas, y si ella lo hace por ahí la verás, y casualmente pasarás al auditorio, y esperarás a que termine la película para darle, o intentar hacerlo, el dibujo que le has hecho. Falta solo una hora, tomas un café, la gente pasa y pasa y nada de ella, empiezan a entrar al auditorio, mejor entras antes de que este lleno, por suerte son a lo mucho 10 personas así que la verás fácilmente, si es que ella esta ahí. Empieza la película, no sabes ni cuál es, pero eso no importa, lo importante es encontrarte con ella, con tu crush. No aparece. Termina la película, encienden las luces, buscas y buscas y no esta por ninguna lado, ya hubieras visto ese cabello, pero no está, te atreves a preguntar por ella, aunque solo sabes su nombre:

 

  • Vino Ana?

  • Ana? A ya!, no no vino, creo.

 

Sales de ahí, enojado con el pobre chico que te respondió, arrugando la hoja que llevas en la mano cuando recuerdas que es tu dibujo, su dibujo, apresuras a guardarlo en tu mochila. Ya será mañana.

MIÉRCOLES 

Sales de clase, son las 11 am, sabes que tienes una “cita”, no puedes llegar tarde, ella no aparece , te pones a leer los avisos de ocasión, las novedades, los cursos, las cosas perdidas y que nunca regresan, y haces que pasen 30 minutos solo leyendo esa hoja donde venden un celular. Entonces volteas y la ves, viene bajando de las escaleras, viene con amigas, viene hacia ti?, no, va a la salida, sabes a donde va. Esperas a que tome su lugar en su macetero, su lugar favorito según tu, y con esto te das cuenta que es lo único que a ella le gusta, o no, no importa, es el juego del misterio, es lo que te gusta más, el encanto que otorga el misterio, el encanto de que tu sepas de ella, y que ella no sepa de ti, es tu papel, es donde mejor te mueves. Pero te detienes, la miras a través del ventanal, te sientes seguro ahí, es la barrera natural que te pones para crear más misterio, más del que ya existe, no quieres salir de ahí. La observas por 10 minutos, te das cuenta que es raro hacerlo, fijas tu mirada en ella esperando que voltee a donde tu estas y te salude, pero no lo hace, aún no tienes la magia necesaria, vuelves a guardar tu dibujo, su dibujo en tu mochila, vas a tu trabajo, ya será mañana.

 

JUEVES

Hoy no fuiste a la escuela, ayer no pudiste dormir bien y has despertado a la 1 pm, demasiado tarde para llegar a tus clases, te sientes mal porque quizás hoy lo harías y hoy no habría ventanas que se interpusieran. Pasas el día entero imaginando el encuentro, sabes que se dará, así lo has buscado y así será. Piensas si es buena idea darle el dibujo, así que decides que vaya acompañado por un pequeño poema que le dirás cuando estés frente a ella, no puede ser largo ni pretencioso, será corto pero directo. Terminas de escribirlo, ya son las 9 de la noche, solo piensas en mañana y las 11 am, te vas a la cama, no quieres que pase lo de hoy, quieres ser puntal, mañana es fin de cursos y no la verás en un buen rato y quizás esas vacaciones terminen con el misterio, y terminen con ella tu crush. Duermes.

 

VIERNES

 

Llegas temprano a clases. Rápido terminan. Subes al laboratorio. Empiezas a trabajar, falta media hora para las 11 am. Echas vistazos a la ventana y nada, de ella nada. Te repites a ti mismo que venga, que venga. Entra tu compañera, le muestras tus avances, platica efímera pero que te quite nervios de lo que puede pasar. Dan las 11, ella esta ahí, la ves por la ventana, y aquí esta tu primer obstáculo, esta ventana, no te aventaras por ahí, claro, pero hay que “derribarla”, entonces dices que es tiempo de ir a por ella, por tu crush. Sales de ahí, tomas tu mochila, en ella están el dibujo y tu poema corto. No tomas el elevador, son mejor las escaleras. No vas corriendo pero si a marcha rápida, te encuentras con amigos pero solo das un silbido rápido que sirve de saludo y te alejas, no quieres que se vaya. Llegas al ventanal antes de la salida, te detienes ahí, ella sigue sentada en su lugar de siempre, vuelve a hacer viento porque notas como su cabello se va de lado, confirmas que es ella por sus lentes, unos lentes de pasta gruesos, justo como los que llevas puestos, pero sigues detrás del ventanal, esperas 10 minutos para ver si no se decide marcharse y que te quedes “colgado”, pero en verdad no quieres terminar con esta segunda ventana. Piensas un minuto más y te armas de valor.

 

Sales, solo queda una ventana, son tus lentes, pero esos no importan, estas a 3 metros de ella, sacas tu poema, tu dibujo, su dibujo, esta sola, no temes a que te ignore (cuantas otras ya lo han hecho, te has curado de eso) temes a que termine el misterio que mantiene esta “relación”, temes a que termine tu crush, pero es ahora o nunca lo has planeado durante una semana y lo haces:

 

  • Hola, me llamo Jorge, este dibujo es para ti, y te escribí esto…..

     

Noche de Marzo

                Al maestro:

         Fue un día muy distinto al anterior sabe?, y es que justo ese día la había visto pero no quiso el destino que lo compartiéramos, quiso entonces el destino que fuera hasta la noche siguiente, una fría noche de domingo y en marzo. Como siempre lo he hecho seguí sus consejos “al pie de la letra” y me atreví a invitarla, recordando como no hay que forzar al destino y así lo hice.

                La invite a salir y ella acepto. Pase por ella y como me dijo una vez, le lleve una flor, no sabía si le gustaría o no, pero por su expresión supe que le había fascinado. Y era distinto, primero por el frío ( ¿ le conté de los raros cambios que han pasado en el clima? , desastrosos), luego porque parecía que todo mundo había escogido esa noche para salir a pasear: niños pequeños jugando, unos jóvenes que platicaban de su día, señoras que venían de la iglesia, señores que venían del trabajo, en fin, parecía día de fiesta.

                Íbamos ella y yo platicando y discutiendo cuál sería la mejor forma de pasar esa noche, yo iba muy emocionado, un tanto nervioso, desde la última vez que le conté no había salido con ella, y aunque ya teníamos confianza, siempre esta esa parte de emoción que nunca se quita, recordando sus palabras: “es lo que le da sabor a la vida”.

                Seguí con sus consejos, y le invite un helado, nos sentamos en la centro mismo de la plaza, ahí cerca del kiosko, donde otras tantas veces habíamos platicado, el aroma a domingo era inmejorable, toda la gente ahí reunida parecía disfrutarlo y así era, aunque hacía frio no era impedimento para pasar un buen rato.

                La plática iba y venía con los temas más variados, desde el último libro que leímos  ( porque ella es una gran lectora hasta hicimos una competencia para ver quien lee más libros al año, puedo creerlo? ) hasta los nuevos discos de vinilo y cual artista escuchar, desde política hasta nuestros grandes y heroicos antepasados, es lo que me gusta de ella, y como le dije una vez, me gusta por eso, porque puedo hablar y hablar con ella de todo, y ella me entiende, sabe de lo que le digo, a ella no le parezco “raro”,  a ella le gusta mi forma de ser, y es lo mágico del asunto, encontrar a alguien así como ella, y un pueblo como este, hace más mágico todo.

                Pero el frio seguía y seguía, entonces ella me dijo:

-Que frio hace verdad?

– Sí mucho – recordé cómo comportarme y lo que me dijo que hiciera en esos momentos  y me quite mi chaqueta  y la abrigue- Así estarás mejor – le dije y solté una sonrisa, ella hizo lo mismo.

– Gracias – contesto ruborizada y con una ternura que hiso que me sintiera muy apreciado

                Seguimos platicando y cuando me di cuenta ya eran las 11 de la noche, y a esa hora la plaza empezó a quedar vacía, que mejor momento pensé. Para este momento nuestra platica era más íntima, hablando de sentimientos, debo de confesarle Maestro que sí el frio me pegaba más lo hacía las cosas que le decía, ya sabe que me pongo nervioso en esos momentos, por eso temblaba al hablarle, ella lo noto.

                -¿Por qué tiemblas? ¡No me digas que estas nervioso!

                – Es el frio, soy muy sensible a este clima – mentí un poco- pero sabes?, es mi clima favorito, lo prefiero al calor infernal.

                – Yo también prefiero este clima

                Y fue ahí donde me arme de valor, y le tome de las manos.

                – Sabes?, Me gustas mucho, tus ojos, tu mechón de color azul, tus manos, y más importante aún, me gusta como piensas, me gusta platicar contigo, me gusta como hablamos por horas, me gusta que te  gusten cosas que a mí me gustan, en definitiva me gustas tú.

                – Tu también me gustas, y es por eso mismo, nunca me había pasado con nadie, me gusta cómo eres, como me tratas, la forma en que hablas, como nos entendemos, como podemos pasar de hablar de un tema a otro, como no hay silencios, me gusta tú.

                Perfecto, todo era perfecto y se ponía mejor maestro; me acerque a ella y le di un beso, un bonito beso, uno largo, uno que nos unió, sus labios, sus ojos cerrados, su mano tomando mi mando, sus mechón de color azul tocando mi rostro, todo era perfecto maestro todo, desearía que hubiera estado ahí para verlo.

                Mire mi reloj y ya eran casi las 12 de la noche, y vivíamos lejos de ahí,  decidimos irnos, no sin antes darnos un largo abrazo, quitándonos el poco frio que nos quedaba, nos dimos otro beso pero ahora uno corto a modo de despedida, la tome de la mano y partimos a nuestras casa, lo mejor es que somos vecinos y así la podía seguir viendo.

                Llegamos a su casa, que está pasando la mía y ahí frente a la puerta nos dimos otro beso, solo que ahora fue un poco más triste porque no la iba  a ver hasta dentro de una semana, y que semana  tan larga se me haría….

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                Así paso maestro, fue la primera vez que salí con ella,  y claro no sería la última, pero aquí solo le cuento de esa vez porque la primera vez siempre es la más mágica y esta vez no fue la excepción, ojala siguiera usted conmigo y me siguiera dando consejos ideas, pero su vida se ha consumido y no queda más que recordarlo mediante estas cartas que espero que donde este las lea, y claro que esto paso y claro que es verdad y quedan estas letras de testigo de lo que una noche fría de domingo de un 17  marzo de 1985 ocurrió.